Temprano junto a un buen amigo tuvimos una sesión de fotografía con unos pequeños que son increíbles y muy escurridizos. Entramos en su mundo; al cual a veces le pasamos la mirada sin detalle. Gracias al lente uno puede sumergirse, contemplar y apreciar los innumerables detalles.

Para la macrofotografía se necesita y es esencial tener paciencia -mucha-y pasión. Según van pasando los minutos, que se hacen horas, cada vez más y mas se despierta la curiosidad esperando a cada paso y buscando con el ojo un nuevo personaje.

Como segundo encuentro con la macrofotografía tuve éxito, considerando lo brusco que soy con los movimientos y tal vez la poca paciencia que tengo, pero pude compartir con un buen maestro.
Hay un gran mundo pequeño.
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